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¿De dónde viene la devoción a la Virgen del Carmen en Chamberí?

En el año 1991, un grupo de personas y vecinos de Chamberí, unidos por su devoción a la Virgen del Carmen, comenzaron a reunirse en la Casa de Burgos –su presidente era muy devoto y les prestaba los salones– con el objetivo de refundar la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Chamberí, que llevaba disuelta desde 1962. Echaban de menos el colofón de sus fiestas patronales: la procesión de su patrona, todos los 16 de julio. Así que «con mucha buena voluntad», pero sin Virgen ni carroza, ni nada, porque «no apareció nada de la anterior cofradía», comenzaron a prepararlo todo para la fiesta del año 1992. Mari Carmen González es la vicepresidenta de la actual Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Chamberí y una de las refundadoras. «Éramos varias; han fallecido todas menos una de las vocales y yo».

A sus 77 años, Mari Carmen se considera «chamberilera de adopción». Es del centro de Madrid y se trasladó al barrio tras su boda, hace más de 50 años; «el que era de Chamberí de toda la vida era mi marido». De toda la vida. Como la presencia de la Virgen del Carmen en el barrio, que la convierte en la más castiza, diferenciándonse, que no rivalizando, con La Vallecana de Puente de Vallecas.

Cuando los mayores de la cofradía y los vecinos hacen memoria, remiten a sus mayores para referirse a Ella como patrona «de toda la vida» de Chamberí, «la de siempre». En realidad, lo es oficialmente desde 1898, aunque hay constancia de la devoción popular a esta Virgen ya en 1870. El periódico El Pensamiento Español recogía en sus páginas del 26 de julio de ese año que «el domingo último estuvo de fiesta el inmediato barrio de Chamberí, con motivo de haber recorrido sus principales calles la procesión de Nuestra Señora del Carmen, como último día de la novena que los devotos de la Santísima Virgen han consagrado bajo la hermosa advocación del Carmelo».

La iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel, según la crónica, se había llenado de vecinos del barrio, y la imagen salió a las calles acompañada «con la mayor compostura y en medio de un orden que no se vio por un momento turbado». Dos años después ya se habla de una asociación de la advocación de Nuestra Señora del Carmen establecida en esa iglesia, y de la celebración de una novena a la Virgen.

La parroquia de Chamberí

La asociación había nacido al amparo de esa iglesia, estrenada en 1856 para atender a los vecinos de unos arrabales que se habían formando en lo que era entonces extrarradio de Madrid. En 1839 vivían allí 300 personas, y en 1842 se puso la primera piedra de la conocida, hasta bien entrado el siglo XX, como la parroquia de Chamberí. Sus dos santas titulares no tienen nada en común, pero el párroco actual, Luis Miguel Motta, explica por qué las eligieron: santa Teresa, patrona de los artesanos, por ser Chamberí en aquella época un barrio obrero, de fábricas y talleres; y santa Isabel –de Hungría, especifica–, por ser la patrona de la reina Isabel II, que se implicó personalmente en la construcción del templo: «Organizó corridas de toros y festejos para conseguir fondos, vendió joyas…».

La procesión de la Virgen del Carmen se suspendió de 1931 a 1939 –exceptuando el año 1935, con un permiso especial–. Durante la guerra civil, el templo quedó totalmente destruido. De antes solo se han podido recuperar el archivo histórico, restituido tras su confiscación; un cuadro que fue valorado en 800 pesetas para su venta durante la contienda, y un cliché de cristal de una fotografía que muestra precisamente a la Virgen del Carmen presidiendo el altar mayor, quizá en un 16 de julio.

Esa talla fue quemada durante la guerra; la actual es posterior, y es la que se empezó a sacar en procesión en los años 40, de lo que ha quedado constancia también en varias fotografías que el párroco ha recuperado recientemente, durante las obras de restauración y limpieza a fondo del templo. En una de ellas (imagen inferior) se ve a la Virgen saliendo de la iglesia, sin techo por las bombas. El templo fue restaurado en 1949, y la imagen del Carmen se colocó en el lugar central del retablo mayor, que es del siglo XVII y se compró a la iglesia de Villaumbrales de Campos (Palencia).

Virgen prestada

Aquel 16 de julio de 1992, con la cofradía recién refundada, salieron en procesión, recuerda la vicepresidenta, con una Virgen «muy bonita» que les prestaron en la parroquia Cristo de la Victoria, y que fueron a buscar el día 15 por la noche; una carroza que recogieron del antiguo matadero de Legazpi, donde «tenía el ayuntamiento guardadas algunas del Corpus, de San Isidro…; era horrible, pero la tapamos con flores lo mejor que pudimos»; banderas de los carmelitas de plaza de España, y un estandarte de El Carmen y San Luis. «Fue fantástico, todo un éxito a pesar de las carencias e improvisaciones». Demostraron que la nueva cofradía «no éramos cuatro vejestorios ni cuatro beatas», ríe.

Poco a poco, y «como tuvimos muchos donativos al principio», fueron completando el ajuar. Primero, una Virgen para procesionar, cuya imagen se hizo a imitación de la que preside el retablo mayor, pero con un toque especial para la cofradía porque la del altar, destaca la vicepresidenta, «es preciosa, pero vista de cerca, tiene un gesto de tristeza». «Cuentan –añade– que el escultor tomó como modelo a su mujer, que estaba gravemente enferma, y por eso la Virgen tiene cara de dolor».

La talla de la cofradía (imagen principal), en madera policromada, la hizo el escultor José Luis Fernández, en Madrid, y «conseguimos» una Virgen que transmite «paz, dulzura y alegría». Como curiosidad, la Virgen sostiene al niño con el brazo derecho, y no con el izquierdo como se la suele representar. Después, «unas señoras, que eran tres hermanas solteras con mucho dinero, nos regalaron la diadema de la Virgen; a los dos o tres años encargamos la carroza, compramos los estandartes…».

La última adquisición fue el año pasado, y en ella tiene mucho que ver esa savia nueva de jóvenes que le están dando a la cofradía un punto de actualidad, «con un empuje de fe, implicándose de otras manera». Lo cuenta la actual presidenta, Lourdes Ferreiro, cuyo hijo, Miguel Ángel, de 24 años, es el secretario. A este joven le gusta la recreación, y el año pasado pidió permiso a la Armada para que la Virgen saliera custodiada por hombres uniformados con el modelo que llevaban en 1905, año en que la Virgen del Carmen fue declarada patrona de esta rama de las Fuerzas Armadas. «Nos dijeron que estaban encantados, que nunca les habían pedido algo así». Los uniformes se hicieron a medida para tres personas, con el mismo patrón, los mismos paños, botones y colores de aquella época. El año pasado los estrenaron, pero en el interior de la iglesia, ya que no hubo procesión (en la imagen).

Templo restaurado

Este año tampoco saldrá la Virgen. Les da pena, pero no tanta, explica la presidenta, como si fueran una cofradía penitencial, que solo sale en Semana Santa. «La nuestra, al ser de gloria, tiene más ventajas: viene mucha gente a verla, tenemos la novena…». Además, aunque no haya procesión, la Virgen está embellecida por un templo totalmente restaurado, que fue inaugurado por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, el año pasado con una Eucaristía.

Las obras empezaron en 2019, pero la pandemia afectó en buena medida a su desarrollo. «Ha ganado en luminosidad», indica el párroco, que cuenta cómo se ha pintado para recuperar los colores originales de paredes, techos y molduras, se han limpiado las vidrieras, se ha restaurado el retablo mayor y parte de los laterales –los trabajos continúan con el resto–, se han lijado y barnizado todos los bancos… «Estaba todo muy ennegrecido; incluso las vigas de hierro del techo se marcaban por una bacteria causada por la calefacción».

Las puertas del templo, abiertas de par en par por la pandemia, contribuyen a esa luminosidad y también a que más gente se acerque a la iglesia. «Entra gente que no lo había hecho nunca; otros se santiguan desde la calle al pasar por delante». Es, en parte, el lado bueno de una enfermedad que ha mermado a la feligresía, en un barrio con mucha gente mayor. «Hay muchos que se han quedado por el camino; yo llevaba una lista, pero cuando llegamos a 60 dejé de apuntar. Gente muy cercana, de Misa de todos los días». También el miedo, «todavía a día de hoy hay gente que no ha vuelto a la Iglesia».

La pastoral, sin embargo, ha experimentado un gran impulso de la mano de una comunidad de Hermanitas de la Anunciación que están allí desde enero de 2020. Se ha iniciado un grupo de catequesis de primer anuncio con jóvenes, «hijos de padres que decían eso de “cuando sea mayor, que decida”», de los que se han bautizado tres jóvenes, y confirmado, siete. Hay otro grupo de catequesis de adultos, de profundización en la fe, y una acción social con la labor de Cáritas, de atención a enfermos y también acompañamiento a personas sin hogar por parte de jóvenes universitarios. Una parroquia que, como la define Motta, es la del «ah, ya».

—Santa Teresa y Santa Isabel, ¿qué parroquia es esa?

—La del Metro de Iglesia.

—¡Ah, ya!

En Santa Teresa y Santa Isabel se celebrarán dos Misas solemnes el día 16 de julio, a las 12:00 horas (con imposición del escapulario) y a las 20:00 horas, para honrar a la Virgen del Carmen. La imagen de la cofradría se puede venerar en una capilla lateral derecha manteniendo todas las medidas de seguridad.

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