En un acto de fe y devoción profundas, la comunidad de la parroquia Santa Teresa y Santa Isabel se congregó este Viernes Santo para recordar la Pasión y Muerte de Jesucristo, centrando su atención en el solemne momento de la adoración de la Cruz, símbolo universal de salvación y amor infinito.
La ceremonia, marcada por la solemnidad y el recogimiento, invitó a los fieles a reflexionar sobre el sacrificio de Jesús por la humanidad, destacando el acto de adoración a la Cruz como el punto culminante de la celebración. En este momento, la comunidad se acercó con respeto y amor para venerar la Cruz, el «árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la Salvación del mundo».
Se enfatizó la importancia de este día dentro del calendario litúrgico cristiano, recordando a los presentes el amor incondicional de Dios y el camino hacia la redención que la Cruz representa. «Hoy, ante la Cruz, recordamos no solo el sufrimiento de Jesús sino también su victoria definitiva sobre la muerte, ofreciéndonos esperanza y la promesa de vida eterna», expresó.
La parroquia, adornada con sencillez y recogimiento, se convirtió en espacio sagrado donde los fieles pudieron meditar sobre el misterio de la muerte de Jesús y su significado para la fe cristiana. La adoración de la Cruz permitió a cada persona un momento de íntima conexión con Dios, renovando su fe y compromiso cristiano.
Este Viernes Santo, la parroquia Santa Teresa y Santa Isabel vivió una jornada de profunda espiritualidad, uniéndose en el dolor, pero también en la esperanza que Jesucristo crucificado brinda al mundo. La comunidad parroquial, fortalecida en su fe, continúa su camino hacia la celebración de la Resurrección, con el corazón lleno de gratitud por el don supremo del amor de Dios.
Con la mirada puesta en el alba de la Pascua, la parroquia invita a sus miembros a continuar participando en los rituales de Semana Santa, preparándose para recibir con alegría la luz de Cristo Resucitado.
